jueves, 6 de marzo de 2008

COMA 6

Caligulopatía

Fingir cierta ternura y encanto, y vestirse con ropas brillantes de lana o de seda y perfumes dulces y suaves. En presencia, todo ello falso; una mera fachada barroca o máscara de función de teatro, que tan solo oculta la verdadera raza perversa de la persona, que en cierto modo también suele ser víctima de su propia locura.
La explicación al fenómeno fué en principio desvelada, como un síntoma de la antigua Karma-Koma y sus lacayos fieles. Pero dicha hipótesis se descartó en poco tiempo, tras el interrogatorio con contínuas torturas a varios de estos parásitos- convinieron todos en su culpa en millones de almas muertas y fueron condenados a ser quemados, uno a uno, atados a maderas cruzadas de olivo-.
La respuesta a la caligulopatía se admitió entonces, como un estado propio al ser humano. Aparece en los casos de abatimiento o desenfreno como una efervescencia de los instintos más básicos del hombre, procurando en el sujeto el estallido o explosión de sus pasiones. Este logra así la liberación del Karma, pero también del juicio y la conciencia, volviendo al ser, un cuerpo-objeto capaz de realizar las más atroces acciones sin inmutar su psique.
Comienza con estornudos de poder, seguidos de mucosidades de orgullo y egolatría, que ahogan con una almohada de humo, el fino hilo de la razón humana. Aparecía antes en las grandes acatarradas eminencias; los lobos dueños de vastos campos de ovejas, que mantenían el orden enseñando los dientes y partiendo algún que otro cuello. No obstante, ahora se trata de una enfermedad cada vez más común (aunque quizá ya lo era, quizá solo la privaba la modestia o el apuro), y se encuentra en las fábricas, las oficinas, los parques, los colegios, las familias y en los locales de noche, y en las cabinas de teléfono, cuando te llaman para avisarte que van a casa, que lo tengas todo preparado y la sopa caliente.
Y existen incluso sus fanáticos radicales que consideran esta corrupta y fatídica mentalidad una forma de ser; un comportamiento, o Costumbre, o lo de todos los días, o lo lógico, o lo lúdico, o lo mejor contra el estrés; -que mejor remedio que tirar el jarron o la perra por la ventana-, sí y recuperar luego los pedazos, cuando a uno se le marcha el incoherente y odioso soplo de brutalidad para gemir y lloriquear.
Convertir la caligulopatía en trasdecentemente vanal, en un etéreo planteamiento moral fastidioso y dejarlo marchar con el siguiente tren a Cuntacana- que se lo queden, que se lo coman si tienen hambre-. Traducirlo en definitiva en ordinariez y subirnos al tren contrario, y aceptar que no se puede hacer nada...que es nuestra y sería impío a nuestra propia naturaleza destruirla; tornarnos al final al caligulismo pasivo, de no ir cada día a Misa a celebrarlo ni tampoco rechazar del todo su presencia.
LA CALIGULOPATÍA, VÍCTIMA DEL CALIGULISMO.
EL CALIGULISMO, VÍCTIMA DEL SER HUMANO.
EL SER HUMANO, VÍCTIMA DE LOS CALIGULISTAS de su rebaño, y Hugo Chavez manda ovejas a Colombia a romper cuellos; y te llama a casa, y te dice que lo tengas todo listo, que pasará para cenar.

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