domingo, 9 de marzo de 2008

COMA 7

Del origen de la migaja.

Partamos pues de un agente en cuestión, que despega la fracción ínfima de su todo. Ese primer motor, como lo fué Dios en su momento, que arranca la migaja para a continuación moldearla y jugar con ella haciendo una diminuta bolita pegajosa, con la que incordiar a los otros comensales.
En un principio racional y lógico, nuestra migaja sería en definitiva, un simple compuesto de agua, harina, levadura y sal con el que acompañar la sopa. Sin embargo, cabe la posibilidad de invalidar temporalmente tal teoría y atropellar a la Gran Costumbre; arrollar a lo concreto contra un farola, y darle un nuevo valor trascendental e incluso, ¿por qué no? absurdo.
Transformemos el origen y fin de nuestra migaja en un intento ficticio, de lejanía máxima posible de la lógica y la razón para transmutarlo, en lo impredeciblemente mágico y maravilloso. Fingir una segunda "realidad", quizá más verdadera que la primera, y descubrir que la migaja no es lo concreto, sino lo universal.
De esta nueva visión teleológica, la miga no vendría de la barra de pan (o de la harina y el agua), sino de forma absolutamente opuesta; al igual que los supuestos "todos" o "universales"no serían más que, una reunión de pequeños concretos que sin querer han coincidido en la misma taberna.
Desplegar el papiro blanco de la imaginación y reconocer que en el fondo "todo", no es más que el conjunto de cachos o trozos dispuestos en la misma tarta; y entender que entonces, las migajas estarían en todas partes: en la sal, en los osos de peluche y las bicicletas, y que probablemente fuese una de estas migajas, cuando el "todo" vivía en aquella taberna, la que decidiera por si misma despegarse y originar la lluvia de pedazos de tarta, de agua y harina que confabuladas en un grito revolucionario causaron el Big bang.
Y mientras un piensa esto tomándose el café, mira con apuro la bolita pegajosa que tiene en la mano y la guarda en el bolsillo, por un impulso extraño que lo acongoja, y le impide seguir tirando esos micro-universos al resto de los sentados a la mesa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Curioso fragmento, sin duda...
Me gusta la manera que tienes de obtener la abstracción tan fácilmente. Y desde luego, el absoluto desprecio por una coherencia realista dentro del relato. Provocas sonrisas, sabes?

Ya puedes ir visitando y dejando comentarios en los blogs de otros, capullin.

Salut... Slán...

julián dijo...

pequeños concretos que coinciden todos una taberna. ¡brillante!
Hacía tiempo que no me pasaba por aquí y he disfrutado leyéndote. Coincido con Diego.

Como soy muy poco "abstraccionista" imagino a los concretos haciéndose "todo" alrededor de una "Coronita" en una taberna mejicana, la del pueblo que Juan Rulfo imagina en Pedro Páramo. O rodeando una botella de vodka polaco en una de las aldeas ucranianas que Isaak Babel describe en "Caballería Roja".

julián dijo...

Lo peor de todo, ¿quien osa tirarle una miguita al de al lado después de leer esto?

Ah, por cierto la imagen de Guns and Roses , espectacular.
Me encanta su versión del Knocking on heaven`s door (¿se escribe así? Mmmm) de Dylan