Cuando te duela.
Cuando sientas
el ardor punzante del clavo.
Cuando te duela.
Cuando recuerdes
el amargo sabor del reproche.
Cuando de verdad te duela.
Cuando sepas
que el peor castigo fue el olvido
que el pecado imperdonable fue el amor.
Entonces recuerdame como un suspiro.
Y lapida mi nombre en sereno clamor.
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