domingo, 8 de agosto de 2010

El jardín de siempre.

En el tejado del bloque de pisos verde esmeralda,
el número dos de una lejana manzana de yeso,
con las ventanas de aluminio pintado también de
verde, aunque algo más clareado y brillante al Sol;

y con la pintura desconchada entre las barandas,
y los chorretones de humedad abultándole el grueso
en el hormigón quebrado, como tumores invencibles,
con tenderos de ropa entretejiéndose en los pisos
y vulgarmente mostrándose las bragas y calcetines

entre humos grises de chimeneas frágiles de pana
con pinturas rebeldes grabadas como bellos frescos;
y el calor ascendiendo de las casas, guerreante,
imbatible con la fría roca en pos...
[de la libertad]

Allí pude ver una majestuosa paloma blanca,
posada en una veleta tras un pijama de preso
y contra el viento forcejeaba con las alas sin miedo
mientras la observaba atónito; era ¡maravilloso!

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